Poco tiene que ver el mundo de los negocios con el de otras áreas de trabajo. Todos los grandes empresarios suelen tener características similares en cuanto a la actitud, enfoque y a lo que desean para su empresa, de ahí que se destaquen frente al resto, pero lo que no se parecen en nada es en su historial académicos. Muchos han estudiado grandes carreras y se han especializado en negocios mientras algunos de ellos apenas han terminado sus estudios. Queda claro que en este sector, las reglas no son fijas y que valen más la experiencia y las ideas frente a muchas otras cosas que se estudian en una escuela.
Y es que el espíritu emprendedor, no es algo que se aprenda en un libro o por tomar apuntes de un profesor, es algo que se tiene, en parte con lo que se nace, algo así como un talento al que hay que educar y perfeccionar para que sea profesional y no se quede allí sin ser explotado al máximo. A pesar de ello, existen algunas escuelas en USA que cuentan con programas especializados para emprendedores y dan títulos universitarios y de postgrados. Para algunos de los profesores que allí trabajan, el espíritu emprendedor se puede enseñar, tal como lo afirma Caroline Daniels, profesora en el Babson College. Sin embargo, hay algo que Caroline tiene claro: la pasión por una oportunidad o una idea no se puede enseñar, tiene que venir ya con el emprendedor.
Cierto es que tener una formación empresarial, da las ventajas de poder ver modelos de negocios exitosos así como identificar oportunidades exitosas para desarrollar sus ideas, sin embargo ninguna de estas cualidades asegura el éxito en la práctica. Es la experiencia la que lleva a que estos conocimientos se desarrollen a la perfección y que una persona se vuelva un real emprendedor, por lo que la experiencia se puede complementar con una formación acorde al mercado en el que se trabaja pero de ninguna manera asegura que esta de el espíritu y la pasión por algunas ideas.
También vale considerar, a la hora de decidir por una formación, la inversión económica que esta requiere así como el tiempo. Muchos jóvenes creen que por invertir en un título universitario o en una escuela de renombre, les dará el aval para ser empresarios y salir a montar sus propias empresas, cuando la realidad es que la mayoría se está gastando dinero que no tienen en una ilusión que podría o no suceder, pues un emprendedor, pasa la mayor parte del tiempo siendo autosuficiente, al menos en el inicio, hasta que el negocio toma forma y se vuelve algo más rentable.
Por lo tanto, el estudiar una carrera universitaria para ser emprendedor, dependerá mucho de los recursos con los que cuentes, de los objetivos y de la diferencia que este aprendizaje hará en tu carrera profesional. Si para alcanzar el trabajo que tanto deseas o para conseguir los inversores suficientes para emprender tu negocio, te hace falta explorar oportunidades y saber cómo dar a conocer un modelo de negocio, puede ser recomendable acercarse a una escuela y formarse en esos aspectos. La diferencia radica en que puedas escoger una educación acorde con tus objetivos, ya que muchas escuelas de negocio se han quedado en el pasado, intentando formar a sus alumnos para que sean gerentes y managers de grandes empresas y no se han renovado en adaptar sus programas y ciclos formativos al del empresario-emprendedor, tal y como hoy en día, ve la mayoría el mundo de los negocios.
Aún así, ten en cuenta que se puede enseñar a pensar y a cómo generar ideas, pero nunca se te dará la idea y la pasión por ella, eso nace de ti mismo, de tu corazón y de la convicción real que tengas en ti y en todo lo que haya a tu alrededor. Lo que queda claro es que la única manera de aprender el espíritu emprendedor es con la práctica y la experiencia que tomes de llevar a la realidad todas tus propias ideas.
Pablo Lopez
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